Mensaje Nº38

REDENCIÓN


Caí de bruces ante el espejo que reflejaba la mirada de mi Yo Interior. Lo vi. Lo sentí y al hacerlo, advertí que jamás volvería a perderlo. Ahí, anclada de rodilla en el suelo, lloré. Estiré la mano y me entregué. La redención fue la solución a mi terrible duelo. Lo sé.