EL VUELO
Calmando
mi angustia me hallaba, cuando una preciosa ave emplumada, aterrizó ante mi
turbia mirada. Sus sabios ojos de lechuza, no cejaban de interrogarme. ¿Qué
quieres…? – le digo. Un silencio por toda respuesta, provoca que me acerque más
a ella, y al hacer este gesto, siento como sus ojos penetran en mi fuero. Así,
de repente, el ave se alza al vuelo. Desplego mis alas para sobrevolar el mundo
entero. Soy libre. Hoy no tengo ningún miedo.