Mensaje Nº45

EL VUELO


Calmando mi angustia me hallaba, cuando una preciosa ave emplumada, aterrizó ante mi turbia mirada. Sus sabios ojos de lechuza, no cejaban de interrogarme. ¿Qué quieres…? – le digo. Un silencio por toda respuesta, provoca que me acerque más a ella, y al hacer este gesto, siento como sus ojos penetran en mi fuero. Así, de repente, el ave se alza al vuelo. Desplego mis alas para sobrevolar el mundo entero. Soy libre. Hoy no tengo ningún miedo.