Mensaje Nº40
LA MADRE
Escuché el leve borboteo del agua. Me acerqué a
la orilla donde dulces olas, lamían la piel de mi Alma. Me permití sentir las
caricias. Cerré los ojos a mi desdicha, agradeciendo las dulces manos, que con
ahínco me mecían. Sentí tu presencia. Sentí que por vez primera YO era Tu Hija.