Mensaje Nº 37

CORAJE


Caminaba sola por la playa de un atardecer vacilante, cuando de repente, sentí la necesidad de gritar más fuerte que mi propio límite. Al gritar, un eco retumbó en mi mente y tal cual sucedió, un flujo que me llenó de coraje, me inundó de forma salvaje, revertiendo mi aprendizaje en el maestro de aquello que fui. Ahora soy éste, un humilde humano, sano y próspero de dones.