EL MENSAJERO DEL CIELO
En
las Estrellas se cruzó un pasajero, de mirada grácil que con rapaz vuelo,
siguió encumbrando su nombre fluyendo de Amor hasta no cejar de clamar ni por
hambre ni por muerte. Ese era el propósito. Amar sin ser amado. Obrar sin
esperar nada a cambio. Volar sin alas, sabiéndose libre para surcar los cielos.
Acudir a la llamada de todos aquellos que con aciago existir, anhelan consuelo.
Entonces, allí está Él.