FELICIDAD
Busqué
la Paz en una montaña plagada de brumas. No hallé nada, sólo un silencio que me
aterraba. Busqué la Dicha entre las brumas, y nada, sólo el silencio que me
desesperaba. De repente, me detuve, supe que el silencio quería hablarme. Lo
conseguí. Era eso. Era ese el espacio en el que podía encontrarte. Hoy sé
escuchar al silencio para que me hable. Ahí está mi Felicidad.