FE
Presentí
lo que iba a ocurrir, pero negué el presentimiento. Soñé lo que mi Alma deseaba
vivir, pero ignoré el deseo. Intuí que no estaba bien aquello, pero desestimé
mi percepción. Sospeché que iba a salir maltrecho, pero obvié la sospecha. Un
fuerte comezón me advirtió: Basta ya, déjalo, sal de ahí. Hoy sé que el dolor
fue mi conexión con lo verdadero. Hoy presiento, sueño, intuyo y sospecho, pero
no niego.